Cuando una postura se convierte en mayoritaria, se asume como obvia; cuando aún es minoritaria parece más una excentricidad de un grupo que una posibilidad que atender (o entender) antes de hacer caer el yugo de la obviedad mayoritaria. ¿Suena?
Del mismo genio cientifista que maternizó un lácteo para destetar la lactancia materna (como si hubiera que mejorar lo que ya era óptimo y readaptó como si no hubiera nada adaptado), problamente también naciera una hipótesis tan obvia como errónea: los/las lactantes no tienen dientes, ergo sólo puré-papillas.
Esta opción se hizo mayoritaria, ergo obvia (¿u obvia, ergo mayoritaria?). Y la corriente que reclama desandar ese camino pareció, y parece, una excentricidad que arrinconar. Por suerte, coge fuerza. Aunque no será gracias a las críticas facilonas (aka, cuñadas) que recibe.
Un poco de qué es el BLW
En los últimos años se ha oído mucho; se traduciría como «alimentación complementaria (AC) dirigida por el bebé» (ojo, no destete, porque aún habría lactancia hasta que madre e hijo/a decidieran). Aboga por el uso de alimentos enteros, con tamaños, formas y texturas que permitieran al/la lactante llevarse la comida a la boca con las manos. Es decir: experimentar, manipular, explorar… y ensuciar.
Primera barrera: la inconsistente
Una de las primeras preocupaciones fue la etaria. ¿Estará el lactante de seis meses preparado? Bien, es el problema de situar objetivos de manera temporal y no funcional. Es decir, basar la AC en el cuándo y no en el cómo. Es más práctico, pero no determinante.
El momento idóneo para empezarla no es el día que se cumplan seis meses («cuándo»), sino una vez que se cruzan las circunstancias necesarias para empezar: sentarse con la cabeza erguida (sedestación), desarrollo motor que permita coordinar mano-ojo-boca y funciones orales suficientes, como cuando se «mastica», que no es lo mismo que morder («cómo»). Si se echa la comida fuera de la boca (reflejo de extrusión) aún no es el momento y sólo hay que esperar.
En resumen, ante la pregunta de ¿estará el lactante de seis meses preparado…? ¿Y el de 8? ¿Y el de 10? Menos edades para determinar, más capacidades que respetar (incluida la auto-regulación del apetito, si me permitís la cuña).
Segunda barrera: la suficiente
Y de aquí el motivo del post. Ya no hay tantas críticas sobre si será suficiente en macronutrientes, sino en micronutrientes. La gran crítica, que incluso ha supuesto la creación del método BLISS (También conocido como BLW 2.0, ver Bonustrack) es, ¿podría no consumirse suficiente hierro? ¿Podría retardarse su consumo?
Esta crítica parte de dos bases: primero que se retrasa el consumo de alimentos con hierro, y segundo que los alimentos priorizados serán los exentos de hierro. Quizá parece lo mismo, pero no lo es.
¿Cuál debería ser el consejo? Incluir alimentos ricos en hierro desde los primeros días de AC, evaluando previamente tolerancia individual (proponiendo nuevos alimento cada dos o tres días): legumbres, cremas de frutos secos, carne, pescados pequeños o huevo. También potenciar la absorción de hierro de las distintas tomas (cómo, os lo cuentan Irina o Lucía mejor que yo).
Pero, ¿es este miedo real? En lactantes con BLW, ¿se encontraron déficits energéticos o de hierro?, en 2012 aún no, en una comparación publicada en 2016 igual consumo de energía, aunque menor consumo de hierro y B12 en BLW, sin consecuencias. Aunque siga siendo necesario observar esta cuestión, no parece un riesgo real. Tras estudios piloto enfrentando métodos BLISS Vs BLW, en Australia tampoco hay déficit de hierro. ¿Será una preocupación infundada? Cabe destacar que la anemia en bebés y niños de edad preescolar es algo relativamente habitual, ¿podría ser que errásemos el tiro y se debiera apuntar al tiempo desde en el nacimiento en el que se pinza el cordón umbilical? (Fuente).
Bonus track: ¿BLISS?
Para sortear esta segunda barrera, nace en Australia el BLW 2.0: el método BLISS (Baby-Led Introduction to SolidS). Y un primer estudio piloto, a ver qué pasaba. Pero se hicieron algunas trampas; se divide a 23 familias en dos grupos, BLISS (14) Vs BLW (9); el primero recibe directrices, educación sobre el contenido y consumo de hierro, cómo enriquecer alimentos y guías para paliar y evitar atragantamientos, ¡y consejo por teléfono!. El segundo, montones de nada. Así, claro, es fácil comparar.
Sin embargo, da una indicación obvia y que refuerza el mensaje transversal al post: las familias BLISS estuvieron más cerca de lo «ideal» gracias a que se las educó (más calorías, más hierro, menos atragantamientos).
Tercera barrera: la preocupante
El temor al atragantamieto es palpable, es real. Incluso se admite a trámite que este método no sea conveniente en poblaciones con alguna necesidad especial, aunque en bebés sanos sea un miedo más presente en los clínicos de lo que la realidad dice.

Pero, y de nuevo, ¿no sería más útil ofrecer el mejor consejo dietético en lugar de seguir con esta crítica? Qué alimentos suponen un riesgo, por ejemplo. Además de ofrecer suficiente energía, ojo al hierro… ¿y una guía con consejos en primeros auxilios? En Canadá van un paso por delante (como siempre).
¿Y si respetamos decisiones ajenas?
Es intrínseco a esto de lo poco-convencional que se le juzgue, increpe, arrincone y se le haga de menos. Se ve a diario, y en dietética no iba a ser menos. Antes se perseguía por dar el pecho, y ahora se ha normalizado (que no permitido).
Pero, ¿sabéis qué? Los estudios observacionales, descriptivos o de caso-control actuales muestran que en lactantes que inician AC con BLW: mejores hábitos al crecer (fuente), mejores respuestas a las señales de hambre y saciedad, fomento del desarrollo psicomotor (fuente, fuente, fuente), mejor adaptación a una nueva texturas, sabor o apariencia (fuente)
Y, quizá más importante para cómo estamos: disminuye el riesgo de obesidad (fuente, fuente, fuente); menores tasas de sobrepeso u obesidad al comparar con el paso de los años, aunque sin fuerza estadística suficiente como para establecer correlaciones y certificar una correlación independientemente de otros factores socioeconómicos o de educación materna (fuente, fuente).
¿Y si respetamos las decisiones ajenas en lugar de juzgar desde el desconocimiento? De acuerdo: informemos de los riesgos (formémonos para informar), ¡claro que hay que hacerlo! Pero hagamos algo para disminuirlos, ¿no? Si no estaremos informando siempre desde la barrera, no caigamos en la argumentación cuñada de turno. Informar, pero no desde los prejuicios y la filosofía de barra de bar, sino para fomentar las mejores decisiones.
No estamos para juzgar, estamos para dar el mejor consejo y prevenir de los riesgos, potenciando al máximo los beneficios
No decidimos, acompañamos.
Yo no he podido ponerlo en práctica, pero había leído bastante acerca del BLW. Y de esa experiencia he sacado alguna conclusión.
Practicar el BLW necesita un claro acuerdo entre los padres, y ser muy firmes. Ambos deben estar muy convencidos. Y a ser posible, un pediatra que lo apoye. Porque la opinión de un pediatra tiene mucho potencial para fisurar tu propio convencimiento, como es lógico.
Aislarte de la increíble cantidad de comentarios que puedes recibir por parte de las familias tampoco va a ser fácil, pero dependerá un poco de tu habilidad social, o la mala leche que le pongas para ponerlos en su sitio.
Y tiempo, dedicación, y paciencia. Mucho de todo.
Desgraciadamente, no estamos en una sociedad que facilite todo esto.
Yo me conformo con haber conseguido que de momento, mi hijo no sea un devorador compulsivo de gusanitos, galletas y batidos.
¡Hola Francisco Javier!
Por ser un poco original empezaré por el final: enhorabuena, porque conseguir eso que dices es por sí mismo un logro, no es nada fácil. Lo importante es que ahora eso se mantenga :3
Con respecto al #CuñadismoNutricional alrededor de este tema, precisamente creo que hay que enfrentar estos post. En el mundo un deporte con categoría olímpica es hablar de más y, en contraposición a eso, deben estar datos y argumentos basados en la realidad. Personalmente, si este post ya sirve para explorar sobre este tema, tranquilizar a progrenitores y, de paso, dar argumentos frente a la avalancha de frases consabidas y vacías, me doy por satisfecho.
Al final, como con la LM, no depende tanto de lo que progenitores deseen, sino de lo se rescate del mensaje que dan los profesionales, mezclado con la visión de los no-profesionales, salpimentado por algunos mitos que unos u otros perpetúan… Con lo fácil que sería acompañar y dar el mejor consejo, sin intentar influir donde nadie llama, vaya.
De nuevo, enhorabuena por lo que has/habéis conseguido. ¡Y gracias por pasarte a comentar!
Pues no me esperaba una entrada de esta temática en tu blog. Como siempre muy interesante, siga usted por este camino.
¡Hola JJ!
Me alegra sorprender, siempre se está a tiempo 😛
¡Gracias por pasarte a comentar y hasta el próximo!
Hola! Es la primera vez que leo tu blog, pero el tema me interesa desde que tenemos a nuestro hijo. Mi chico y yo lo hemos puesto en práctica y Adrián no ha comido purés. Poco a poco le fuimos incorporando alimentos de forma sólida. Costó, aunque el perro ayudo mucho los primeros meses, la familia ponía muchas pegas… ahora tiene tres años, come de todo, me asombra su capacidad de decir que está lleno y no quiere más aunque se le ofrezca alimentos que le gustan, y estamos super orgullos. Yo personalmente no tuve sustos de atragantamientos y lo aconsejaría para todos. Aunque para mi si fue importante seguir con el pecho, para completar lo que no comía.
Un saludo
Hola Myriam, ¡gracias por pasarte a comentar!
En primer lugar, enhorabuena. Habéis hecho lo que por desgracia es difícil, empezando por superar las críticas.
Sobre el pecho, claro que había que continuar. Lo de la AC (Alimentación Complementaria) hace especial enfásis desde su semántica en eso mismo: complementa la lactancia, que puede continuar hasta que madre y lactance decidan.
Estad orgullosos, no es para menos 😉
Un post súper completo porque son justo las barreras y “los contras” que algunos ven en el BLW. Y verdad total lo de que somos excéntricos por hacer lo que naturalmente se ha hecho hasta que alguien decidió lo contrario. Comparto tu post!
¡Me alegro de que te haya gustado, Itzel! ¡Un saludo y gracias, hasta el próximo! :3
Me ha encantado Luka! Gracias por la Información y enhorabuena por el blog. Pero una duda respecto al método BLISS: ¿cuáles son los alimentos ricos en hierro y los energéticos que podemos darle al bebé en los primeros meses? Son válidos todos? Desde un principio puedo meterle al bebé cualquier pescado o el huevo?
Gracias !
Buenos días Daniel,
Dependerá del caso. Deberías consultar con un profesional que pueda conocer el caso específico por el que preguntas, especializado en alimentación infantil y que esté actualizado en materia de BLISS. Te puedo recomendar a dos profesionales: Melisa Gómez y Paula Ruiz. Un saludo y gracias por pasearte por aquí!