Durante el curso 2021-2022 coincidí con el alumnado del Grado en Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Miguel de Cervantes, en la asignatura de Nutrición Comunitaria. Coincidí en el otro lado al que hace unos años estaba acostumbrado: desde la tarima (virtual). Este es el resumen de mi primer año (espero, porque parece que repetiré) como docente en la universidad.
Que quiero ser profesor, ni cotiza
No he ocultado nunca que el objetivo de hacer una tesis doctoral era volver a la universidad.
Es cierto que durante este proceso quizá haya disfrutado de más del propio hecho de investigar y lo que es el desarrollo de proyectos donde pueda, sí. Y que me he entretenido con otras cosas. Pero la incertidumbre del aula y los porqués de cada idea, desentrañar las causas y señalar las consecuencias,… eso, juega en otra liga. Si es que docendo discimus, y a veces se aprende más de lo que tienes que transmitir sólo por pensar cómo lo transmites.
¿Cómo surgió esto de «Nutrición Comunitaria» durante 2021?
Ahora se cumple un año de las primeras noticias sobre poder dar esta asignatura. E hice como espero que cualquiera: leer (tenía la excusa perfecta para comprar más libros) y desempolvar los apuntes de Valencia, Granada y el máster que cursé sobre este área. Se da la casualidad (creo que a estas alturas puedo confesar sin que me quiten el título) que cursé esta asignatura dos veces, en Valencia y en Granada (en mi defensa diré que tenían nombras distintos). Pero también preguntar a otras compañeras: ¿Qué habían estudiado, cómo y, (sobre todo) qué recordaban ahora?
En paralelo, tenía claro que la universidad educa en lo teórico, pero en tercero o cuarto también debe mostrar parte de la realidad, no sea que luego la gente salga de la carrera con miedo. Que sale igual, pero con algo menos. Por otro lado, para mí la universidad fue (y tiene que ser) una actividad transformadora, y más desde asignaturas como la Comunitaria, que es más necesaria que nunca. ¿O nunca has oído hablar de pobresidad? ¿O del ambiente obesogénico? ¿Y del etiquetado? Pues eso.
Así que con esta idea, me enfrenté a un programa que no había hecho y que tenía tela que cortar, un método de evaluación de la asignatura que no podía modificar, un área que hacía los 5 años de la tesis que no tocaba, y a darle vueltas a la idea de cómo hacerlo práctico.
Y, ¿de qué ha ido Nutrición Comunitaria durante 2022?
Ojalá el año que viene o siguientes, la Nutrición Comunitaria que dependa de mí no tenga exámenes. No creo que ocurra, porque el sistema universitario se encorseta en unas metodologías muy concretas. Sin embargo, conseguimos trampear el sistema con exámenes donde sólo había que aplicar la lógica con los conceptos, y alguna facilidad más que dejaré para quien curse en el futuro la asignatura (como si les quedase remedio, es obligatoria). Los detalles de la asignatura (y los memes), los dejaré para el aula.
Ahora, donde estuvo el tofu en el asador fue en las actividades, que en el total de la nota final sumaban un 45% de la asignatura, tanto como los exámenes. La primera y que ha sido el leitmotiv del resto (y de la asignatura, para qué negarlo): crear un mapa de activos en salud, positivos y negativos, de la ciudad donde vivían o de donde quisieran (ventajas de que la asignatura fuera online: la gente estaba repartidísima por todo el país, incluyendo dos personas de fuera de España). Aquí se puede ver el enunciado de la actividad (extracto del manual de actividades, ojo que es un extracto de las páginas 2, 3 y 5, eliminando información sensible), pero por si alguna compañera o compañero de universidad lo quiere reutilizar: todo tuyo.
Un mapa de activos en salud busca, básicamente, establecer los recursos que un espacio dado tiene y afectan a la salud desde la teoría salutogénica, bien fomentándola (positivos) o bien lo contrario (negativos, aunque en este caso por definición un activo debe ser positivo, integramos los negativos como indicando el apellido de activos-negativos). Suele ser una actividad de participación grupal, pero en cualquier caso primera parte para establecer programas de nutrición comunitaria de verdad (¿con qué recursos se cuenta, dónde están, están al acceso de todo el mundo?). Utilicé ejemplos, claro: aquí está todo inventado, y con esta misma idea los hay muy útiles. E intenté explicarlo lo mejor que supe:
Y el resultado….
… No podría haber sido mejor. Especialmente para quienes, al contárselo, tenían unas expectativas reguleras. Creo que el nivel de satisfacción de ambas partes, alumnado y docente, son estupendas con el trabajo realizado. Aquí podéis ver un ejemplo:
Habrá para quien haya sido un rompecabezas inútil (faltaría, como si lloviera siempre igual para todo el mundo), pero en general la lectura ha sido bastante positiva. ¿Lo mejor? Ya son tres alumnas las que me han escrito diciendo que con la segunda actividad (crear un programa de nutrición comunitaria en consonancia al territorio y la salud de la población, a raíz de este mapa) que han solicitado subvenciones para llevarlo a cabo, estando ya concedida para una. ¡Enhorabuena, de esto iba la asignatura!
Me he sentido tan bien con esta actividad y su corrección, que les prometí un regalo que me ha llevado bastante encontrar: unificar todos los mapas de aquellas personas que me los quisieran pasar. Utilizando esta herramienta y tres tutoriales y un fin de semana intenso después, podéis ver aquí este mapa unificando 15 de los 86 mapas que se han presentado con 2000 activos positivos o negativos distribuidos por España (publicados con autorización expresa del alumnado). Ahora ya podéis visitaros y hacer turismo nacional 😉
Para verlos en mayor calidad y el que el trabajo tenga autoría con nombre y apellidos, podéis ver aquí los mapas individuales (Nota: si algún ayuntamiento, grupo de salud pública, consorcio o asociación quiere ponerse en contacto con alguna alumna y no aparecen sus RRSS, me han dejado sus correos para poder ofrecer el contacto; simplemente escríbeme):
- De Matilde Osorio, Coín (Málaga – Andalucía).
- De Enriqueta Blanco, Barrio de San Isidro (Valladolid – CYL)
- De Aroa Silvestre, Manzanares el Real (Madrid – Madrid)
- De Alexandra Bello Leal, Barrio de Vite (Santiago de Compostela – Galicia)
- De Lara Velasco Muela, Barrio de Las Rozas (Madrid – Madrid)
- De Carmina Carrazoni Quiralte, Alcázar de San Juan (Ciudad Real – CLM)
- De Antonio Díaz Granado, Osuna (Sevilla – Andalucía)
- De Diana Vázquez Fontenla, Distrito 1 (A coruña – Galicia)
- De Ana Vicente, Barrio de Ruzafa (Valencia – Comunidad Valenciana)
- De Ana Vega Enríquez, Cádiz (Cádiz – Andalucía)
- De Irene Santoyo (pendiente corregir link)
- De Lourdes Sánchez Cuadrado, Béjar (Salamanca – CYL)
- De Marta Casas i Franquet, Puigcerdà (Girona – Cataluña)
- De Marta Carmona Serrano, Villanueva de la Cañada (Madrid)
- De Sílvia Gutiérrez Pérez, Barrio de Sant Andreu del Palomar (Barcelona – Cataluña)
- De Laura Rojo Sanz, Uceda (Gualadajara – CLM)
- De Laura Martínez García, Barrio de Cuatro Caminos, activos positivos y negativos (Madrid – Madrid)
Créditos
No podría haber hecho esta actividad si no se hubiera peleado por innovar (el tiempo dirá si podremos utilizar «innovar» como sinónimo de «mejorar») con Dietistas-Nutricionistas con cierta especialidad la docencia, así que gracias a Paula Crespo por hacerme esta propuesta. Y a quien me enseñó que esto de los mapas se podía hacer, en el marco del Máster de Aleris, María Blanquer, de ASPCAT. ¡Así que gracias por vuestras ideas y tiempo!
Y por supuesto, al alumnado que ha sufrido mi primera vez con sus seis creditazos. Yo repetiría 😉
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