Docendo discimus
Nuestro paso deja rastro, marcamos huella en caminos ajenos. El mío está lleno de pisadas de muchas tallas, de personas que me enseñaron que siempre es buen momento y lugar para escuchar, entender, aprender y respirar.
Gracias a quien hizo posible que hoy puedas leer esto. Al Dr. Soriano por empezarlo todo. Convencerme de que había que doctorarse. Y, sobre todo, que había que terminar la tesis. Al Dr. Merino, por la confianza y apostar por mí; por ser el mejor aliado cuando más hace falta. Por extensión, a todas aquellas personas que en La Fe me apoyaron y aguantaron; especialmente a la Dra. Catalá y al Servicio de Hematología, que me acogió hasta en los almuerzos, con el peligro que eso tenía. También a quien con su estímulo fue impulsora y partícipe de este proyecto y lo hizo más grande de lo que se pudo imaginar, ¡chuta Andrea! Y a los pacientes, que dais sentido a todo. Cada consulta insufló energía y ánimo, hasta cuando no se veía sentido en lo que hacíamos. Aún más, termino esta etapa por los que no acabaron. Gracias, desde lo más hondo del alma.
A quien apuesta tiempo y calma por un mundo nuevo, la Junta y personal de CODiNuCoVa. Vuestra valentía es luz de guía de un faro difuso en la noche más oscura. Me salváis en mitad del mar, pensando que no había puerto ni remedio. Si quiero servir es porque sirvo con vosotras. Cuando os digan que no se puede, decidles que lo hicimos.
A quien me ha dejado rastro. Gadía y Fran; las primeras que aprendisteis que no había que preguntar por la tesis, porque viva lo que hagamos sólo porque estamos para hacerlo. A Carlos, Marta, el Rellano y al teatro; porque el amor no es estar, sino sentir. A Laura, Pablo, Joan y Sandra; por los que nos queda, por la comedia y por ser imprescindibles. A cualquiera que me haya escuchado alguna vez: porque en un sistema que premia el individualismo, me has salvado de sentirme solo.
A quien me enseñó el destino y que quiero enseñar; al escultismo, a las monitoras. A Noemí, Loly y la Comunidad. Vuestros dones fueron un regalo y siempre intentaré construir a la altura. ¡Eso era! Poner los dones al servicio de las demás. Aprendo lento, pero no olvido, Loly.
A quienes llenáis de sentido los días. A quienes vencemos nuestra #SanidadDesnutrida. A la familia del Centro de Nutrición Aleris. Que nos duren los cafés. A Lu y a Aitor, por dejarme estar tan cerca de quien lo está cambiando todo. A Ana, Dani, aquellas que conocimos las ADINU, su asociacionismo y a Granada. A las que nos nació Dietética Sin Patrocinadores, porque apostamos por la pluralidad, horizontalidad y transparencia; y ganamos esa apuesta. A las que creamos el Primer Congreso de Jóvenes Investigadoras e Investigadores en Nutrición; porque fueron, somos. Y porque sois, serán. Porque hay que estar donde hay que estar.
A las personas por las que sé quién quiero ser. Suyos mis aciertos y míos mis errores. A las mujeres que me criaron: Patro, Encarna y Encarnita; por ser las maestras de la resiliencia, la entereza, lo importante y el ahínco; sobre todo a mi madre, por tener razón hasta cuando no se la doy. A mi padre, por ser la imagen de la conciencia, el tesón, la fuerza y el empeño. A mi hermano, por entrenarme la paciencia, regalarme la confianza y ser un oasis que para el tiempo. A las personas que respiraban cuando empecé a crecer y dejaron de hacerlo como siempre llega la muerte, prematura. Esta es mi deuda. Gracias, Paco. Gracias, tía.
A Eva, que escuchaste cuando todo era un deseo y has vivido cada paso, cada cambio, cada plazo, cada desaliento, cada noche de trabajo robada. Y con todo, aquí ‘tamo. No sé qué más decirte, sólo que quiero seguir diciéndotelo. No hay principio ni final, sólo la infinita pasión de la vida.
Agradecimientos originales de la Tesis Doctoral: «Estudio prospectivo nacional unicéntrico sobre evaluación del estado nutricional y la calidad de vida en pacientes con mieloma múltiple, en cualquier estadio de su enfermedad».