[…] seguro que ya habéis imaginado otra limitación: se desperdicia parte de lo que compramos. Pero, salvando este dato, podemos utilizar el Informe de Consumo del último año para comprobar […]
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HACE FALTA QUE EL CONSUMIDOR SE CONCIENCIE. Por lo tanto no es tarea fácil.
Hola Jay, ¡gracias por pasarte y comentar!
Sí. En realidad es tan fácil y tan difícil como que aumente la concienciación, que es donde más desperdicio «prevenible» se produce. Otra manera es intentar aumentar la consideración de «vida útil» en mercados con otras iniciativas… Pero el objetivo debe ser el mismo: que el consumidor adquiera y sepa no sólo que se puede sino cómo puede, ponérselo fácil (y más barato, que siempre entra antes) 😉
¡Hasta el siguiente!
Si tras esta entrada, todo el mundo precisase en el «¿qué podemos hacer como consumidores?», todo iría mejor. Pero, como en muchas otras cosas, leemos la información y luego no la ponemos en práctica…
PD: ¡gran entrada! 🙂
Hola Javier, ¡gracias por pasarte y comentar!
Te voy a ser muy sincero: con que sólo una persona cada semana lea esta información (y a poder ser la compara :P) para ponerla en práctica ya habrá valido la pena. Ayer lo comentaba en RRSS «hoy sí tengo la necesidad de que se sepa; de que entendamos que hay mecanismos, soluciones o propuestas que sin provocar que se rechace a nada o casi nada, ya se consigue mucho».
Y creo que hay que ser el mensaje que hay que lanzar: no te cuesta nada. Incluso podría decirse que «te cuesta menos» porque suele ser más barato aprovechar mejor los alimentos (es como mejor se vende y convence en UK o Dinamarca).
¡Un saludo y hasta el siguiente!