Con motivo del Día Mundial del Dietista – Nutricionista, el Consejo General de Dietistas – Nutricionistas de España y la Fundación Española de Dietistas – Nutricionistas organizan Blogueros con el #DMDN, un calendario de publicaciones que conmemoran este día desde un mes antes con las legumbres como temática central.
Y legumbres porque, para quien no lo sepa, estamos en el año internacional de las legumbres.
No voy a hablar de sus beneficios o características nutricionales, porque ya lo han hecho. No voy a hablar de recetas, porque hoy también publica Raquel Bernácer (Guía rápida para cocinar legumbres (y comerlas) – #CucharasdeSalud) y porque se ha organizado un concurso y se publican a diario. Empezó Luis Aguilar y de mi tocayo recojo el testigo: hablemos de legumbres.
Imagen promocional. Vía CGDNE. Fuente
Del aquí y ahora: radiografía leguminosa
Quizá alguien ya ha pensado que ¿pa’qué un año sobre un grupo de alimentos con la de temáticas que habrá? Porque ya van dos años que en el Día Mundial de la Alimentación la FAO nos advierte del riesgo climático: «o construimos un futuro para todos o no lo habrá para nadie» y que el clima está cambiando. Es lógico que se busque promover el valor de las legumbres en este aspecto: concienciar sobre su contribución al sistema alimentario y la salud, sus beneficios para la fertilidad del suelo o para combatir el cambio climático y la malnutrición.
¿Que cuál es la realidad del consumo en España?
Puede observarse cómo se ha reducido en más de la mitad desde el año 1991 hasta el 2014. En 2015, sigue en caída hasta 3.06kg/habitante/año (Informe del consumo de alimentación en España 2015); no será un gran cambio, pero continúa una tendencia más que evidente. Algo menos de 55g/habitante/semana, lejos de los 41g/habitante/día que se suponían en 1964 (extrapolando, unos 287g/habitante/semana y 16kg/habitante/año). En España se consume un 19% de lo que se consumía hace 52 años. Dicho de otro modo:
En 52 años, el consumo se ha reducido un 81%
Pimer gran reto: visibilidad
La información referente a legumbres y su oferta gastronómica es limitada. La necesidad de su inclusión dietética está apartada en favor de otros grupos de alimentos, y es lógico por la gastronomía y consecuencias con los que culturalmente se las asocia, pero lo que no se debe es de ningunear ni pensar que sólo es así.
Por eso el primer gran reto (que se ha venido haciendo) es visibilizar para qué sirven y qué podrían conseguir, provocar que se consuman de maneras diferentes y acompañadas de verduras, hortalizas y frutas. Podemos hablar de razones dietéticas – salud: porque será mejor opción para desplazar procesados farináceos o cárnicos, porque se aumentará el consumo de fibra, disminuirá las dependencia para cubrir necesidades proteicas de alimentos de origen animal… En definitiva, cualquier detalle que nos den los números.
Pero tenemos un mundo que dejar. Es aquí donde es necesario poner el foco, remover conciencias y donde la FAO lo está haciendo estupendamente. No sólo existen ventajas salud – fisiológicas – dietéticas, sino globales. En términos de sostenibilidad (y en un contexto de 28.6% de pobreza en España) sería posible bajar el impacto medioambiental que genera cada habitante sólo aumentando las legumbres como fuente proteica en detrimento de utilizar una fuente de origen animal.
Sólo haciendo este cambio de manera puntual ya se conseguiría más de lo que se imagina. Es lo que consiguen iniciativas como los #LunesSinCarne. Y ya hablaremos cuando la cantidad de carne se reduzca de su calidad o de su origen, que llenarse la boca con la carne de pasto y su acceso global es tan o más utópico que el supuesto mundo sin carne.
Constuir un futuro para todos también puede empezar en un cambio, en un plato o en un día. Fuente.
Segundo gran reto: aumentar su consumo sin aumentar las importaciones
Reconozco que el copyright de esta frase corresponde a Mensa Cívica, una organización sin ánimo de lucro que promueve la restauración colectiva sostenible.
Como en muchas situaciones alimentarias, es extraño que en España contemos con 10 denominaciones de origen de leguminosas y se produzcan 214.000 toneladas anuales pero aún debamos importar alrededor de 170.000 toneladas anuales.
¿Qué podemos hacer? Como consumidores: buscarlas, consumirlas y concienciarnos. Como entidades, promocionarlas (por lo del aquí) y educar por su consumo. Y, como instituciones gubernamentales, adoptar criterios de proximidad para echar una mano, reivindicar o promocionar. Mientras la bucrocracia enlentezca esto último, queda sobre todo lo primero.
Por eso mismo son importantes iniciativas de Mensa Cívica como ¡Descubre las legumbres! dirigida a colegios, donde buscan integrar a la comunidad educativa y promulga actividades didácticas sobre cómo cocinarlas, dónde se cultivan, su importancia… Llevándolo a la práctica de manera sencilla.
También era suya la campaña por Goteo (financiación colectiva) sobre un cómic con el objetivo de «propagar las virtudes y las propiedades de las leguminosas, además de fomentar el consumo de nuestros productos propios, evitando la erosión alimentaria y productiva que se ha dado en España». Esta campaña, con un retorno colectivo en plataformas ISSUU bastante interesante, no ha triunfado y se ha finalizado sin alcanzar el mínimo propuesto.
Son importantes porque aúnan los dos grandes retos a los que nos enfrentamos: visibilizarlas (primero y ante todo) y promocionar un origen con criterios de proximidad (segundo paso).
Por eso ya no hay excusas. Hablemos más y mejor de legumbres, más de #CucharasdeSalud, para empezar en el plato el futuro que necesitamos.
javi36
Feliz día, sí señor. Un problema que señalas creo que irá cambiando poco a poco, en general la tradición en España es el consumo de legumbre en forma de guiso. Y es un tipo de plato que ha caído mucho en nuestra sociedad. Pero poco a poco nos vamos abriendo a comerlas de otras formas.
Con lo rico que está el hummus y los falafel…
Comocuandocomo
¡Hola, Javi!
Estoy de acuerdo, por eso es importante visibilizar que «otra manera es posible» y lo consiguen concursos de recetas (entre otras cosas, claro) donde además después de vayan publicando. Desde luego, da ideas de que no sólo existen los garrofones en la paella valenciana, las fabes del pote de berzas asturiano o el garbanzo de potaje.
De nuevo, en la información está el cambio. Y para falafel el que voy a comer en media horita…
¡Gracias por pasarte a leer y comentar!
Jay Jay
Vaya, he sido destronado de 1º puesto como comentarista asiduo de esto reputado blog, felicidades al ganador.
¿Puede ser que el retroceso en cuanto al consumo de legumbres se deba al auge de los «Paleos»?
Fuera de bromas mi comentario iba al hilo de Javi36, una de las posibles causas puede ser a que el consumo de la comida llama de cuchara cae en picado y aumenta el consumo de mierdas ¿ Se puede decir mierda en este foro?
Un saludo.
Comocuandocomo
¡Hola Jay!
Probablemente la causa principal sea el estilo de vida. No es casualidad que en los últimos 50 años confluya todos estos cambios de hábito, incluyendo el aumento en los productos de mierda y la caída de la gastronomía histórica y cultural, incluso relegándola a días muy puntuales e incluso festivos (tipo paella o puchero, que pasaron de ser diarios a «puchero de navidad» o «paella de domingos»).
Y puedes decir mierda o lo que quieras, faltaría más 😉 Al menos, en eso, sí has tenido la pole.
¡Gracias por pasarte a leer y comentar!
Irina Casablanca
Gran entrada, como todo lo que escribes! 🙂
Ojalá consigamos entre todos que se vuelvan a consumir legumbres como antiguamente.
Muchísimas gracias por las menciones! 😉
Comocuandocomo
Hola Irina, ¡gracias a ti por pasarte a leer y comentar! Y por los post con pingback, lo tienen merecido por explicar mejor de lo que lo podría hacer el apatardo por el que te enlazo 😉 ¡Sigamos!
Javier G
Que ricas son todas las legumbres. Una pena que se hayan dejado de tomar en España en los últimos años. Yo intento tomarlas por lo menos tres veces a la semana