«Tengo el corazón contento (corazón contento) y lleno de alegría». Seguro que lo has cantado en tu cabeza con tonillo; recuerda al tema sesentero que hasta tiene página en wikipedia. Archiconocida, es así. Retrotraerá a Marisol o a Operación Triunfo, según tu generación. ¿Quién no conoce el tono, la letra o la ha cantado alguna vez? Ya. Perfecto.
Y este es un ejemplo de lo que utiliza el marketing, llamar al sentimentalismo buenrollero, para volver a colarnos lo que te hace falta para tener la misma sensación que una idilíco-utópica pareja, profesor/a o niño/a del anuncio, ¡mira lo que hace con esa fuerza renovadora por dentro!
Como cuando te dicen que desayunes «con»
Perdón, de antemano, por dejar vídeos que puedan subir la tensión. Pero es que hay que verlo, para entender la desinformación que causa:
https://www.youtube.com/watch?v=TARCVrkKQDQ
Analizando rápidamente el vídeo, ni siquiera vende un alimento concreto (lácteo), sino «desayuna puleva con omega 3 y oleico«. Es decir, no ya un lácteo enriquecido, o una leche especial. No. Es el siguiente nivel, como cuando dejamos de llamar pan de molde al pan de molde, para empezar a llamarlo como la marca comercial de referencia. «Ponme un café con puleva«, «ya me has puesto de mala pascual«. Y así.
Y sentencia «Puleva omega 3, corazón sano«. Todo se limita a la emotividad. Pero, ¿es cierto? Partiendo de que se está intentando asociar los potenciales beneficios de un alimento a un único nutriente, desplazando la acción de la dieta general y/o el ejercicio físico, habría que pensar si ese nutriente pasaría a hacer su función en el cuerpo en la cantidad suficiente, y eso suponiendo que en nutrición fueran todo sumas y restas. Ya querrían los del balance energético.
Según Supermercados ECI: 0.3 g de grasas poliinsaturadas / 100 mL (sin entrar a valorar individualmente el de omega 3, que no llega a ser ni el 50%) y 1.5 g de monoinsaturadas / 100 mL. ¿El contra? ¿De dónde vienen esos alimentos? Ingredientes: «aceites vegetales (girasol alto oleico y oliva),(…), aceite de pescado azul«.
Y pregunto. ¿Por qué no tomar esos alimentos directamente, en lugar de un vaso de leche? Es más, lo que quizá habría que pensar es, ¿es necesario consumir las cantidades que nos aporta este producto para mantener la fortaleza del corazón, según la dieta normal española? Teniendo en cuenta que somos líderes en consumo de pescado (25.9Kg/persona/año, de los cuales la mitad es de pescado fresco) y el aceite de oliva es el más habitual en nuestra dieta (7.36 L/persona/año de aceite de oliva, virgen o virgen extra, de los 12.53 L de aceite/persona/año totales), probablemente no (datos del Informe del consumo de alimentación en España 2015). Por no entrar en otros alimentos de origen vegetal, que además vendría muy bien introducir en cualquier alimentación (sí, los olvidados frutos secos, relegados al 2.8% de nuestra dieta y gracias).
Entonces, ¿por qué se sigue enriqueciendo con nutrientes que ya consumimos? Porque gusta al consumidor. Introducir ciertos nutrientes resulta atractivo. Hace que se elija ese producto y a tomar peores decisiones dietéticas (este último estudio comentado aquí por Luis Centinel). Pero las alternativas para promover el consumo de un nutriente no deben pasar por fortificar productos alimenticios de dudosa calidad nutricional, sino revisar qué alimentos contienen ese nutriente y proponerlos. Además, ¿es su biodisponibilidad la misma? No.
Entonces, ¿podrían suponer la diferencia entre tener un corazón contento o no? Pues no. Nos la han colado.
Más desayunos «nutritivos y saludables» sólo en sus anuncios
Volvemos a lo mismo de antes, pero cambiando los protagonistas. Ya no es un lácteo con grasa de más de manera innatural, sino fortificación de vitaminas y minerales para hacer más atractiva bollería y, lo peor de todo, hacia los padres y su preocupación en la salud de sus hijos. Y de nuevo, desayuno. Y «aún más sabrosas e irresistibles», «nutritivas y deliciosas».
Y cuyo calcio no se absorberá bien, porque el medio en el que se encuentra no es proclive. Ni el hierro. Y una cantidad despreciable de vitaminas que pueden obtenerse, y absorberse mejor, con casi cualquier fruta y verdura.
Pero, tranquilidad, que desayunamos «con hierro, calcio y vitaminas del grupo B«. Eso suena demasiado bien, y estos reclamos hacen que se consuma más con la falsa sensación de que es más saludable.
Por no hablar del desayuno de los atletas, que la compañía anterior propone en sus spot:
Chocolatea la leche puleva (sic) de la que hablábamos antes, ponle galletas «con hierro, calcio y vitaminas del grupo B» y sube de nivel, desbloquea dos logros, gana la medalla de oro de la mañana y… entra en las tasas de sobrepeso u obesidad.
Y, de nuevo, un anuncio que llama a la emotividad: el desayuno de los atletas. Porque los atletas son fuertes, son capaces de lo que quieran. Ágiles, triunfan. Es lo que quieres para tus hijos, ¿verdad? Eh, ¿verdad?. Pero, ¿cómo no vamos a quejarnos del ambiente obesogénico?
https://www.youtube.com/watch?v=N6tCYv5Ee2A
Y el mejor ejemplo. Históricamente, el actimel nos venía bien porque parecía que nuestras defensas pudieran enfrentarse a todo lo que les viniera. Cuando ya vieron que no había más tu tía, que no nos la colaban más, evolucionaron. Ahora es la B6, lo contó mucho mejor Scientia aquí. Al principio del anuncio, indica «La vitamina B6 ayuda a disminuir el cansancio y la fatiga«. Y ya está justificada la actividad hercúlea y el positivismo de la protagonista.
No desayunes «con», desayúnalo de su alimento
No tomes algo porque esté enriquecido, reforzado, fortificado o inflado a. Probablemente, te sirva de más bien poco y casi nunca te ofrecerá un plus. Consume un alimento porque en su composición habitual tiene aquello que buscas. No tomes leche con omega 3 y oleico, desayuna con aceite de oliva y nueces. ¿Que te preocupa el calcio? Enriquece un yogur con nueces, con semillas. Pero no compres un yogur rico en oleico, o en omega 3. No es lo mismo, aunque la suma total pudiera serlo. Pero en nutrición no es todo sumas y restas. ¿Quieres hierro, vitaminas del grupo B…? Sigue buscando, que en las galletas no ibas a encontrar en cantidades relevantes.
¿Quieres desayunar bien? Pues, sencillamente, hazlo con alimentos que no estén específicamente diseñados para el desayuno. E incluso mejor si no se anuncian en la tele. Porque nadie anuncia peras y aguacates, ¿no?
Será por variedad de desayunos. Y por variedad gastronómica.
javi36
Y la batalla en todo lo alto. Cuanta más reacción veo por parte de dietistas-nutricionistas como tú y otros compañeros ante estos abusos, más publicidad y más productos de este tipo veo en los supermercados. Espero sinceramente que os multipliquéis, que vuestras teclas y voces resuenen mucho más alto, y que anuncios tan delirante como el de Actimel (¿en serio nadie ha pensado que se han colado un poco?), desaparezcan.
Gracias como siempre por artículos tan claros. Desgraciadamente ejemplos no os van a faltar para seguir mostrándonos.
Comocuandocomo
¡Hola, Javi! Y gracias por pasarte
Creo que poco a poco copamos más espacios donde hacer ruido, y por mucho que haya más productos en las estanterías, la concienciación se consigue cada vez en más población. A veces me planteo que lo que voy a decir puede sonar repetitivo, o que otra persona lo dijo hace un año pero es que está (aún) tan imperante el mensaje contrario que, como tú dices, lo mejor será multiplicar, seguir tecleando y hacer que más voces resuenen.
Gracias a ti por comentar 😉 Y si vienen más anuncios, volveremos a sacar los post.
Sònia Guxens Gómez
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