La OMS lo ha vuelto a hacer: una nueva recomendación sobre prevención de cáncer se ha viralizado e inundado muros y timelines (1, 2, 3, 4, 5). ¿Que ha tenido muchísima menos repercusión que el asunto carne o el asunto temperatura de bebidas? Pues claro, porque que nos digan cuál es el riesgo por nuestro sobrepeso u obesidad nos da igual.
Igual que la prevención. ¿Prevenir ahora si lo voy a padecer después? No es que te corten la pierna ahora, la amputación será cosa del yo-futuro. Y así.
Pero quiero dar un paso más. Sí: el cáncer está relacionado con el sobrepeso u obesidad, pero ¿qué supone llegar con esa situación al momento en el que la prevención llega tarde?, ¿cuál es el sumatorio de complicaciones cuando las partes son un exceso de peso y cáncer?
Exceso de peso, como cuando sólo es riesgo
Sin entrar en las bases moleculares, disruptores o los resultantes de la inflamación, el consejo habitual en salud es mantenerse en una situación que no llegue a sobrepeso/obesidad; y, cada vez más, se suma la coletilla evitar el exceso de grasa abdominal.
¿Cómo se puede saber el riesgo, cómo se definen estas situaciones? Históricamente, ha sido el veneradísimo IMC, pero es poco específico cuando se intenta augurar cuál podría ser el pronóstico en supervivencia o síntomas secundarios (Hematológicos). No distingue entre masa magra o masa grasa y lo de siempre: para un mismo peso y una misma altura, una persona puede ser completamente diferente.
¿Cómo se evalúa mejor? (Obesidad, exceso de grasa abdominal,…)
Para definir obesidad abdominal, se debe empezar a utilizar la circunferencia de cintura (Población europea, >94cm en hombres y >80cm en mujeres), el Índice Cintura/Cadera (ICC, >0.90 en hombres y >0.85 en mujeres), o un Índice de Masa Grasa (o FMI por sus siglas en inglés) >5.2 kg/m2 en hombres y >8.3 kg/m2 en mujeres (fuente – para población caucásica), porque es el exceso de grasa abdominal la que dará más información sobre la situación ponderal real y el riesgo.
A día de hoy, puede decirse que existe una relación muy fuerte y establecida con los cánceres de mama, colon y recto, endometrio, esófago, pancreas y riñon. Y un aumento del riesgo, con evidencia más limitada (de momento) en hígado, Linfoma No-Hodgkin (y subtipos), Mieloma Múltiple, Cérvix, Vesícula Biliar, Ovario y tipos agresivos de próstata.
Exceso de peso, como cuando ya es comorbilidad
Pero (hasta aquí) ya lo sabíamos, y en muchos casos se asumía. Nos gusta el riesgo. Pero, ¿qué consecuencias tiene con estas patologías? La comorbilidad, aquel trastorno que se suma al primario y con efectos (comorbilidades) que complicarán la situación.
Mayor mortalidad por cualquier causa (en pacientes geriátricos sobre todo, a los que afecta más que a los jóvenes e independientemente del sexo – referencia). Mayor cuidado clínico: más tasa de efectos secundarios asociados al tratamiento, derivado de un mayor uso de quimioterapéuticos (Colon, Hematológicos, por ejemplo) y alargando la estancia hospitalaria (aquí se habla de ello en Hematológicos, aquí de cualquier paciente).
Existen excepciones, incluyendo resultados en mortalidad postoperatorio abdominal ante un cáncer (resultados negativos en desnutrición, obesidad normal igual que normopeso – referencia) o entre pacientes con Linfoma no-Hodgkin obesos VS no obesos (sin diferencias en toxicidades, supervivencia a largo plazo, … – referencia). Pero las excepciones únicamente confirmarían que cuando se engloba «cáncer» se sigue abriendo la horquilla demasiado, con demasiados resultados posibles, demasiados protocolos diferentes y que requerirían mayor atención individual.
No es en el peso donde todo reluce. El obeso desnutrido.
Acabemos de rizar el rizo, que ya venía rizado. La pérdida no intencionada de peso también conlleva riesgos en cáncer, sobre todo menor calidad de vida y riesgos posteriores a la estancia hospitalaria. Es más, el último consenso ESPEN ya propone que la combinación de la pérdida de peso no intencionada con otros factores podría ser un indicativo de desnutrición, sin tener que llegar a la caquexia.

Así es como existe la paradoja del obeso desnutrido. No por tener mayor reserva grasa se debe pensar que no hay peligro. De hecho, es incluso más fácil que pierdan más peso aquellas personas que tienen obesidad o sobrepeso. De nuevo, estas situaciones requieren mayor control para prevenir los riesgos.
El cáncer es una enfermedad con un metabolismo distinto del habitual. El estrés está por las nubes. Debe ser prioridad en el tratamiento dietético que se preserve la masa muscular y, en el caso de perder peso, que éste sea de masa grasa. ¿Cómo? Personalizando menús, adaptándolos a la sintomatología y preservando gastronomía, preferencias y gusto frente a otras consideraciones. Aumentando y priorizando el contenido proteico de los platos, que no de miedo jugar con un 1.7 – 2.0 g/ kg de peso.
Conclusiones para profesionales
En la práctica clínica ya no resulta útil el IMC, cuando lo importante está en preservar la masa muscular y la masa grasa es un incordio. ¿Solución? Salir de las recomendaciones de población general, personalizar a la sintomatología y valorar el origen de cada caloría. Si no eresD-N, y como dicen las guías americanas, find a dietitian-nutritionist. Y derivad.
No os fieis sólo del peso. Es una medida muy, muy limitada e influenciada. Ni del IMC, que estima a la baja una posible depleción muscular (mucho más relevante que una pérdida de masa grasa). Salgamos a otros parámetros que sí nos van a dar mucha más información.
Conclusiones para población general
No apuntes nada. Si ya tienes una situación de riesgo, intenta corregirla.
Si te encuentras con ambas situaciones, apunta en algún sitio los síntomas que tienes (náuseas, vómitos, cambios en el gusto, distensión adbominal,…), qué te gusta más, qué te entra mejor (y qué peor) y las variaciones de peso. Toda información es útil para que un profesional pueda ayudarte. Find a dietitian.
Entonces, ¿lo importante es el peso?
No. Lo importante es lo que lo rodea, pero es un buen inicio del camino (saber dónde se está y dónde se estaba). No importa el peso, sino saber de qué está hecho, igual que importa también qué, dónde y con quién comes.
Menudo verano te has dado que nos tenías abandonado. Pues poco tengo que añadir o debatir. Me quedo con tu párrafo final:
«Entonces, ¿lo importante es el peso?
No. Lo importante es lo que lo rodea, pero es un buen inicio del camino (saber dónde se está y dónde se estaba). No importa el peso, sino saber de qué está hecho, igual que importa también qué, dónde y con quién comes.»
¡Gracias por pasarte y comentar, Jay! 😉
Del verano poco tengo que contarte, eh.
¡Un abrazo y hasta la siguiente!
Como paciente he sentido una ausencia total de información nutricional, he tenido que buscarla por mi cuenta. Como en todo unos dicen A y otros B. Y mientras yo, con un IMC de 18 en el diagnóstico perdí 10 kg más. Eso si, cuando les dices a los médicos que te has leído el típico libro o has mirado la típica web, te ponen la sonrisita condescendiente y te dicen que no te fíes de esas cosas. Y de quién me fío? Gracias por vuestra ayuda con estos artículos. La nutrición está de moda, pero no es moda la que los pacientes necesitamos, es investigación, consenso e información veraz en el ámbito hospitalario.
Hola Beba, primero de todo gracias por pasarte a comentar 😉
Es cierto que el tema nutricional en los hospitales es como que pasa de largo. Nos quedamos en el tema bandeja, poco más. Y ya es para escribir un manual de lo que no habría que hacer (con varios tomos).
La cuestión (si analizásemos el por qué) podría ser bastante sencilla: Quien tiene algo de idea no está, y no entra en las funciones de los que están haberlo aprendido, a no ser que sea alguien especialmente interesado. En cuyo caso, pasa lo que pasa: internet es un océano con peces que comer y con peces que te comen. Creo que la tarea de las DN que nos queramos enfrentar al mundo hospitalario pasa por dar un apretón de manos y palmaditas en el hombro a quien estuvo, porque me va a enseñar lo que no sé, mientras le decimos que hemos venido a ayudar. Y complementarnos.
Es una lástima lo que cuentas y lo único que puedo decirte (para intentar reconfortarte, en lo que pueda) es que intento hacer fuerza donde estoy para que errores del pasado no se repitan. Y mejoremos con los/las que saben mucho de A, porque seremos los/las que sabemos más de B, para conseguir por fin un tratamiento integral de cualquier persona que lo necesite.
Y me quedo (y robaré para utilizarla, probablemente, y si me dejas :D) con una frase: «La nutrición está de moda, pero no es moda la que los pacientes necesitamos».
¡Gracias por tu comentario! 😉