«Comed de todo, con moderación», «consume con moderación, es tu responsabilidad», «échate sal con moderación», «modérate con el tabaco».
El mensaje de la moderación se ha enraizado de manera brutal en las recomendaciones, como forma de solucionar conflictos de raciones o cantidades. Un mantra impuesto como solución para cualquier persona, para toda la población. Pero, ¿consigue algo o es una bala perdida?
¿Qué quiere decir moderación?
Llamar a la moderación es hacerlo a la cordura y a la templanza en las acciones (RAE: ajustar, arreglar, evitar el exceso). El problema, en alimentación, es su ambigüedad: no deja clara una porción ni una frecuencia.
Por ejemplo, la campaña Cinco al día no dice «consume fruta y verdura con poca moderación«, sino «frutas y hortalizas frescas, 5 al día«. Las campañas de «bebe alcohol con moderación, es tu responsabilidad» en teoría llaman al consumo ajustado, evitando el exceso… Montones de nada. Se encubre un mensaje positivista: bebe, siempre, bebe, pero lo que tú creas (tú verás, eh). De hecho, es un mensaje planteado en el Código de Autorregulación Publicitaria de la FEBE (Federación Española de Bebidas Espirituosas). Vaya, vaya, vaya.
Si se matiza a: «si bebes, no conduzcas» es más directo: no provoques accidentes viales porque pienses que ajustando el consumo no corres el mismo riesgo. Lo corres, y punto. Las campañas con este tipo eslogan (que no son precisamente buenrollistas ni positivistas) sí hacen efecto. Es que ambas campañas tienen objetivos en común (en teoría): reducir el consumo de alcohol. Pero finalidades diferentes; de ahí que uno recurra a la moderación y otro no. ¿A quién le interesa que te moderes? ¿Y que la moderación siga abanderando recomendaciones?
Es quizá lo que nos falta en las recomendaciones dietéticas: que sean más directas, menos ambiguas. Moderándonos no lo vamos a conseguir.
La paradoja de la moderación
Quizás es que se aconseja por practicidad profesional. Es decir; es más atractivo decir «modérate»; es más sencillo y más rápido. Pero, ¿es realista? No. Permite demasiadas interpretaciones y entonces,… ¿son aficaces?
La población es mala juzgando del tamaño de la ración consumida, de las calorías ingeridas o de a qué se referirá alguien cuando habla de moderación. Tomamos más de 200 decisiones en modo automático mientras comemos («Mindless Eating«, Wansink y Sobal, 2007): sobre qué comer, cuánto, cómo,… Es muy complicado – en un ambiente no controlado- saber cuánto, cómo o qué exactamente de cada porción se ha consumido. Todo con moderación es una mala estrategia a largo plazo, y si algo no hace falta, es que no hace falta.
Revisando este artículo, donde se hacen varios experimentos How do people define moderation? (VanDellen et al., 2016), una de las conclusiones es que la definición individual de la moderación se utiliza para justificar el consumo habitual, algo como «¿Moderación? Claro, moderación soy yo #yosímemodero«, y que además se relaciona con el IMC (a mayor IMC, mayor consumo, mayor sensación de #yosímemodero). La paradoja de la moderación es precisamente esta: «Modérate» tiende al sobreconsumo, pero con la sensación de que se hace bien.
La conclusión no debe de ser que hemos hecho mal (sobre todo en consulta individual) o si es un error el camino andado, sino que hay que repensar las políticas y los mensajes globales. Si se genera ambigüedad, se recoge una variación enorme en las interpretaciones. La dirección debe ser reducir esas interpretaciones al mínimo posible, aumentando así las probabilidades de que la moderación pueda ser una estrategia viable.
¿Cómo reducir las interpretaciones, podrá ser la ‘moderación’ útil?
Una forma es cambiar la tipología de comunicación. Hacer las guías de salud más aplicables: menos pirámide de la alimentación y más plato saludable, presentar claramente la porción de consumo en paquetes o etiquetas y que éstas sean más comprensibles para la población, que las recomendaciones sean más claras en el lenguaje (limita a 2, 4 o 6; el tamaño es como la palma de tu mano, como dos dedos de largo, medio vaso; mejor no tomes, sin más) y que se juzguen los mensajes que el marketing envía como contraposición a campañas de salud (menos bebe con moderación, consumo responsable y más no bebas alcohol).
Al final, si lo que pretendemos es «ajutar, evitar el exceso» (volviendo al significado de la palabrita #1 TT del post) básicamente lo que necesitamos es concrección, decisión y honestidad. Concrección por nuestra parte, decisión por la parte política y honestidad desde el consumidor (no existe un #yosímemodero, probablemente algo te haga equivocarte).
Jay Jay
Bebe con moderación, consumo responsable…. es tan tan ambiguo.
Pero claro detrás están los grupos de presión, los que defienden y defendemos la libertad del individuo…
Como siempre, estas cosas se solucionarían con educación, concienciación…(no es nada fácil lograrlo)
Luego están las noticias: «bebe una copa de vino, es bueno para el corazón,» «bebe cerveza te hidrata», «come bollería rico en hierro….»Podría seguir dando ejemplos, ojo todo esto bajo sellos científicos y avalados por supuestos estudios. Ante esto es imposible luchar a día de hoy. Oscuro panorama el que se augura. Toca remangarse y seguir divulgando para intentar calar en la población.
Comocuandocomo
¡Hola Jay!
Con educación y concienciación, aunque concreto, no deja de ser algo ambiguo… ¿Concienciación de quién y hacia dónde? En realidad, la concienciación podría estar haciéndose, de no ser porque esos grupos de presión existen. Además que la educación que se está ofreciendo rema precisamente en dirección contraria: «…es tu responsabilidad».
Libertad del individuo, sí. Pero, ¿qué libertad existe ahora? Está muy, muy sesgada, y es necesario que esa idea cale. Que la libertad se consigue con información veraz y esa, hoy día, llega a quien puede oirla, más que «a quien quiera».
¡Gracias por pasarte y hasta la siguiente! 😉
javi36
Totalmente de acuerdo. La moderación con los dulces se considera tomarte solo la bollería/tarta/pastel de la merienda, quizá incluso algo también en el desayuno. ¿Moderación tomar 10 piezas de pastel a la semana? Joroba, así es moderado cualquiera.
Muchos médicos en la tele siguen abogando por esa moderación, pero lo cierto es que en algunos programas empieza a verse mensajes mucho más concretos. Y eso puede ser una seña de que sí se pueden cambiar las cosas.
Comocuandocomo
¡Hola Javi!
Sí. Empieza a oírse más concrección en algunos mensajes; por ejemplo «una o ninguna copa de vino al día» es más concreto que «beba con moderación». Sin embargo, con lo que tú señalas, aún se utiliza el clásico «moderémonos en su consumo, hermanos». Y, efectivamente, ¿qué es moderar, tomar un dulce en el desayuno, otro en la merienda y en la cena, que me apetece? Y eso para un caso, habría que ver cuál puede ser el espectro individual.
En fin. Desde luego no es lo mismo que decir «máximo un dulce al día». ¡Todo llegará!
Gracias por pasarte, hasta la siguiente 😉
Beatriz López
El «bebe con moderación», el «comer de vez en cuando», no se entienden porque no están claros y la industria alimentaria no ayuda para nada, porque no interesa. Anuncios de comida nada saludable con faldones bajos que dicen algo asi como «dentro de una dieta variada, equilibrada y bla,bla,bla» porque queda muy bien esto de apuntarse a unos hábitos de vida saludable pero ahí se queda todo. Creo que debemos enseñar simplificando (plato saludable, raciones con imágenes visuales, producto fresco..) realmente es una lucha de David contra Goliat, pero no debemos perder la esperanza. Y luego los pacientes se sorprenden cuando les dices que lo de «5 al día» es el mínimo…
Comocuandocomo
¡Hola, Beatriz! Y disculpa que haya tardado tanto tiempo en contestar D:
Estoy de acuerdo contigo; no sé si lo que habrá que hacer es enseñar planificando, pero sí ser más conscientes de la importancia que tenemos en dirigir los mensajes. Es decir: no es lógico que nosotras y nosotros, como re-educadores de hábitos en alimentación, dejemos al libre albedrío cuál es el consumo al que nos referimos. Porque es precisamente lo que hacemos al decir «modérate comiendo de eso y de lo otro». Precisamente el «5 al día» es un ejemplo muy bueno: la gente sabe que tienen que ser cinco al día, y puede que incluso lo intente, pero no se dice «modérate con las frutas», se le dice: mínimo X y de esta forma. ¿Más? Mejor.
Y, siendo realistas, ¿’moderarnos’ con el más? Pero, ¿cuánto es ese «más» y quién llega?
¡Gracias por pasarte, aquí estamos para cuando quieras! 😀