El pasado 16 de octubre se celebró el Día Mundial de la Alimentación, promovido por FAO, y que este año tenía como lema «Protección social y agricultura para romper el ciclo de la pobreza rural«. Aquí tenéis el vídeo en español de la propia FAO.
Desde luego, la frase con la que cierra es brutal y concisa. O construimos un futuro para todos o no habrá un futuro aceptable para nadie. Porque el futuro va a llegar (curiosamente, ayer fue el día más esperado del futuro de los últimos 30 años) y el mundo que hoy es nuestro dejará de serlo, para pertenecer a los que vienen; ¿y cómo quieres que les llegue? Como mínimo, que sea aceptable.
¿Pero qué es… qué?
¿Que es la protección social y por qué la agricultura?
En pocas palabras, la protección social en los países en desarrollo son soluciones a los grandes problemas que provocan que la sociedad no pueda mejorar el cuadro clínico que conocemos: pobreza, inseguidad alimentaria y falta de servicios básicos. Y que además estas soluciones continúen en el tiempo (sean sostenibles).
Enfocada en la agricultura intenta, resumiéndolo mucho, estimular el desarrollo económico local mejorando todas las características de la producción agrícola: fomentando la inclusión social, el uso sostenible de recursos naturales y un tipo de producción frente al resto (que respete la biodiversidad, su sustentabilidad,… Todo esto se resume como uso sostenible de recursos naturales).
Nota: ¿notáis que ya se ha mencionado la palabra sostenibilidad, no? Vale, vale. No, porque lo tengáis en cuenta.
¿Por qué la protección social enfocada en la agricultura rompe un ciclo de pobreza rural?
Si no alimentas una máquina, para invertir esos recursos en otro estilo, es lo que se consigue. Las mujeres tienen menor aceso al sector y la producción intensiva promueve pérdida de biodiversidad y una falta de protección del medio ambiente natural. Si dejas de hidratar ese sistema, puedes conseguir que pare. ¿Cómo? Dándole esos recursos a otros sistemas que eviten esto que se estaba perpetuando: empoderando a los que no lo están, promocionando la agricultura extensiva, del mercado local…
Suena genial, ¿qué podemos hacer?
Aquí quería llegar, ¡gracias por la pregunta!
Sé que el tema es amplísimo, y daría para un único blog que se dedicase a esto, así que voy a empezar a barrer en mi casa y ya tocará que lleguemos a barrer en las casas de otra gente, de otros países, de otras culturas. Es necesario crear nuestra conciencia (hacernos conscientes) para luego transmitirla. Todos queremos ponernos el chaleco con la cruz a la espalda y muchos bolsillos, para ir a ayudar a quien lo necesita en los países del Sur, ¡pero hay tanto por hacer en casa!
Y hay mensajes que ya no entienden de Norte o Sur.
Existen mensajes que, al ser lanzados, son fundamentales para la viralidad de una campaña, pero creo necesario incidir en el cómo, en los hechos. «Ahora que tenemos tu atención, puedes hacer para conseguirlo lo siguiente…»
El Dietista – Nutricionista es clave para modificar el patrón alimentario
hacia una alimentación más sostenible #DMA2015 #ICDA
¡Es cierto! Claro que sí. Entendiendo que sostenibilidad en el sistema alimentario se refiere precisamente a ese, a que sea sustentable en el tiempo, que se soporte ahora sin comprometer al futuro. Es decir, que se pueda aguantar aquí y ahora y ocasione poco ruido allí y mañana, sin robarle recursos u oportunidades al futuro.
El Dietista – Nutricionista clave en programas de protección social para
capacitar a las personas en una alimentación sostenible #DMA2016
Entendiendo que capacitar significa enseñar y modificar empieza en una reflexión hacia cómo ir a mejor, dependerá de esta figura el señalar la dirección en la que debería continuar el consumo. Ahora bien, ¿cuál es esa dirección y qué debería enseñarse? Porque de momento sabemos que podemos hacerlo. Y la dirección (romper el ciclo de pobreza rural, aumentar la sostenibilidad) también.
Ya no es sólo qué podemos hacer como Dietistas – Nutricionistas (o agentes claves en programas de protección social), sino qué hábitos deben fomentarse en el conjunto de la población para robarle menos tiempo, oportunidades y recursos al futuro.
Y, como dije anteriormente, ¿empezamos en casa y ya luego iremos a la casa de los demás?
¡Venga, vamos a cambiar el modelo!, ¿por dónde empiezo?
Ya. La gran pregunta. Y un chorro de realidad directo en la cara.
¿Es la Dieta Mediterránea la más sostenible? ¿Es la Paleo? ¿Es la Vegana? ¿Seré yo, Señor? No. Calma. No empecemos por ahí. ¿Son los eco, los bio, todo lo que lleve/no lleve productos de E – …, eh? Probablemente no se pueda ser así de categórico. Es más, no es responsable ser categórico con algo como la sostenibilidad, porque es un campo tan amplio que no se sería totalmente sincero.
Yo siempre he oído que la alimentación vegetariana es la más sostenible porque es la que gasta menos recursos. Y es así, es la tendencia general de este tipo de alimentación. Pero es un mensaje categórico, que necesita ser desgranado para que lo entendamos en toda su amplitud. Y, entonces, se decida de manera individual. Porque quizá la alimentación vegetariana tenga menor huella de carbono (¿quizá? Muy probablemente, sí), pero una persona vegetariana alimentada a base de productos procesados, que consume productos kilométricos de una producción intensiva, que vulnera la biodiversidad y genera una gran cantidad de desperdicios plásticos quizá no está enfocando bien el estilo de vida. Estará teniendo una dieta vegetariana, pero de mierda.
Porque la dieta no debe ser sólo manera de comer. La diaeta habla del estilo de vida.
¿Hay que fijarse en cuántos productos E lleva el producto? No, ahí se está confundiendo el mensaje. Ayer mientras escribía Aitor (Mi Dieta Cojea) sacó un post. Lógicamente, paré de teclear para empezar a leer. Hay gente por la que vale la pena levantar la cabeza del teclado y enfocarla en una pestaña distinta. La cuestión, no puede enfocarse todo en los E.
¿Comer más verduras, frutas o legumbres es más sostenible y ya está? ¿Y la producción? Hay que desgranar la manera de producir (intensiva o extensiva) como algo que debe importarnos a los consumidores. ¿Son los bio, los eco, los tradicionales…? No es el tema de debate en este post. Puede que, en líneas generales, haya más preocupación por la sostenibilidad en uno u otro. Pero no es de lo que tiene que tratar la preocupación base, es más sencillo que todo esto.
No nos fijemos sólo en un alimento, o en un grupo de alimentos. Se crean, se recolectan, se manufacturan, se transportan… Es necesario que extendamos a la población una visión completa, holística.
Entonces, ¿por dónde hay que ir?
¿Quieres ser más sostenible para el futuro? Fíjate en tus elecciones personales, en tu consumo. ¿Algunas preguntas que puedes hacerte?
¿Dónde compras?
Es importante saber dónde compramos, sobre todo porque podrás responder a quién le compras. En este aspecto voy a ser poco responsable, voy a ser categórico. Huye, siempre que puedas, del supermercado. Yo tengo mi verdulería y frutería de referencia, también mi panadería. Les conozco, te hablan de sus preocupaciones con su producto. Conoces su forma de trabajar y existe una relación basada en años de visitas semanales. Saben a qué me dedico, a qué se dedica mi hermano, y le preguntan a mi madre con cuál se queda de los dos. ¿O no son las relaciones personales importantes en la vida social?
Ir al súper es más cómodo. Está todo más localizado y quizá (y no es lo general) puede resultar más barato.
También estarás más expuesto a ultraprocesados y a productos con alta cantidad de desperdicios plásticos. Puede que los productos que adquieras sean kilométricos (Producto kilométrico: que viene de muy lejos; productos importados que sustituyen a los productos locales y tienden a ser más baratos por su tipo de producción) y estarás perpetuando un sistema de consumo que no protege al productor. La oferta alimentaria brilla con el resplandor del ambiente obesogénico.
Tú decides.
¿Qué compras?
Si bien es cierto que los alimentos de origen animal tienen forzosamente más huella de carbono que los productos de origen vegetal, y que dietas con una base mayor en los segundos serían a priori más sostenibles, hay que empezar a ampliar la mira.
No es más qué compras, sino cómo se ha producido. Y la recomendación también es que huyas del súpermercado. Lo siento.
Puede que exista la producción de alimentos de origen animal que sean más sostenibles; tendrías que preguntare cómo elegir tu carne. Y aquí Carlos Martín dio un buen repaso a esto. Pero, ¿qué se encuentra en la mayoría de los casos? Animales hacinados, alimentados con piensos que deben ser producidos y transportados. Pero, ¿debe eliminarse el consumo de carne en aras de una mayor sostenibilidad? Sí y no. Es difícil ser categórico. Pero en el momento actual sí podría ser una buena medida y cada vez más gente decidimos reducir drásticamente nuestro consumo de carne por ello. Y, si queremos consumir carne, intentemos que sea de esta que no genera tanta huella. No por nosotros (que también), sino por el futuro.
En qué compras debes pensar de dónde viene lo que compras. Y si pasa con la carne, ¿cómo no con los alimentos de origen vegetal? ¿Sabías que hay kiwis que vienen en avión, luego en barco y luego en camión? ¿Y si el dichoso kiwi sólo cogiera el camión? Ahí tiene que estar tu elección. Consulta las etiquetas si te preguntas de dónde viene el alimento.
Antes de continuar: ¿son los productos kilométricos menos saludables? Esta es otra aseveración categórica con una respuesta que considero difícil. Más que hablar de salud, te preguntaría si son necesarios. ¿Para qué quieres una naranja en junio cuando tienes melón o sandía? No me parece útil consumir naranjas todo el año con la enorme variedad de frutas que tenemos, más en este país.
Pero en el caso de las verduras, frutas y hortalizas es basante más sencillo. Si consumimos productos de aquí y de ahora, es decir, locales y de temporada, podremos saber que nuestra comida no ha recorrido más kilometros que nosotros mismos para poder comprarla y consumirla. Además, perpetuarás el mercado rural y la producción local. Y esto es importante. Juan Revenga lo comentaba en este post. Y quí tienes un póster/calendario bastante útil y completo.
Podemos elegir, de aquí o de allí. Y tenemos suerte de poder elegir, no lo niego. Pero si quieres transformarte en un consumidor responsable, creo que tienes que ser consciente de qué apoyas con cada decisión.
Tú decides.
¿Qué tiene alrededor tu alimento?
Prometo que he llenado dos bolsas de basura con desperdicios después de la hora de la merienda en un grupo de 40 niños. ¿Es necesario generar tanto desperdicio plástico y/u orgánico? Siempre he insistido sobre algo: Reducir, está antes que reciclar.
De nuevo, en el ejemplo, se recurre a lo fácil frente a lo realmente necesario. Hay que señalarlo, y dar opciones. ¿Por qué no utilizar recipientes que pueden plegarse cuando se han utilizado (como una nueva generación de tuppers) y lavarse tal cual? Quizá porque no nos hemos parado a pensarlo, ¿verdad? Pues ya existen, podéis buscarlos.
¡Ahora hasta nos venden la fruta y la verdura cortada y pelada en envases! ¡Hasta dónde vamos a llegar!
Tu te compras, tú decides qué fomentas.
Lo que podías intuir pero quizá mejor si se remarca
Reducir tu consumo de productos ultraprocesados también ayudará a poder considerarte un consumidor más responsable (y a mejorar tu propia salud). En resumen, come comida, no productos. No zumos porque es más sencillo que fruta, sino fruta. Fresco, sin envasar y sin lista de ingredientes.
Inciso necesario antes de continuar: En el momento actual, con el sistema de producción imperante y la elección individual sesgada por la disponibilidad de mercado (es decir, puedes elegir lo que te propongan algunas grandes empresas, si quieres algo más tienes que ir al mercado local, así que… ¡ve!) la opción de alimentación más sostenible resulta de erradicar el consumo de productos de origen animal. Esto, ahora mismo, es así. ¿Quiere decir que el 100% de la población debería ser vegana? Quiere decir que el 100% de la población debería plantearse, individualmente y con libertad, muchas cosas. Y que, como agentes profesionales implicados en la modificación de un sistema alimentario hacia uno más sostenible, tenemos una responsabilidad aún mayor de ser conscientes de lo que está pasando. ¿Decidir? Tú decides.
En fin
El tema daría para libros y libros, post y post. Sólo he intentado dar unas pinceladas para aumentar la conciencia, para que seamos más conscientes. Nadie puede decidir por nosotros, pero es que si de un grupo o profesional depende la sostenibilidad del Sistema Alimentario (¡hola, Dietistas – Nutricionistas!) éste debe saber no sólo que es así, sino herramientas para definir cómo mejorar esta sustentabilidad.
¡Eh! Te has dejado muchos temas: Impacto de consumo y las políticas públicas que lo condicionan, huella ecológica, cómo han influido en los cambios de consumo, como la industria ha fomentado un cambio de consumo que ha (de)generado en un modelo de producción, los actores del sistema… ¡Ya, ya! El tema es muy amplio. Mi intención era sólo pincharte: que te picara la curiosidad. ¡La blogosfera es un buen sitio para empezar a aprender sobre esto!
Como conclusión. ¿Son las soluciones desde el plano individual (Libertad de elección, libertad de consumo, hábitos personales) suficientes? Probablemente no son suficientes por sí mismas, pero sí por lo que indican y por la concienciación que crean. Comprar es un acto político con un alcance limitado. ¿Qué hacer? Continuar; es limitado, pero imprescindible para conseguir que sea algo generalizado y que tenga un impacto real. Porque las acciones políticas tienen impacto cuando se generalizan y se convierten en tendencia clara y empiezan por la difusión.
Podéis ayudar a conseguir el futuro aceptable para todos. Y, si no queréis, al menos dad consejos pensando también en los demás.
El fin es un cambio en la tendencia en el paradigma actual de producción, por conseguir un futuro más aceptable para los que vengan. Estamos en ello. ¿Estás en ello?
Infórmate más (y quizá hasta mejor) aquí:
- Compra responsable, algo más que llenar un carro (Mi Dieta Cojea)
- Calculadora de la huella de Carbono (CO2)
- Sistemas alimentarios sostenibles (Dime Qué Comes)
- Con la comida no se juega (blog)
- Calcula tu huella de carbono personal
- VSF – Justicia Alimentaria Global, mención especial para Javier Guzmán
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Por supuesto, es un tema que no puede tratarse en un sólo día, ni en un solo post, ni que deba de tener sólo un día para ser considerado en el mundo. Por eso, ¡gracias, Alimentacción! Por vuestras acciones y concienciación el pasado viernes. Y,si os ha tocado un poquito la vena sensible, Alimentacción busca en su web gente Alimentactiva, y seguro que cualquier ayuda es bienvenida.
Y asumamos que comer también es política, también es votar. También son ideales. Y que nuestro paso por aquí es finito; pensad en vosotros mismos al (añadid aquí hacer cualquier cosa que os guste e individual), pero cuando comas hay algo más que nos puede afectar a todas las personas que estamos aquí. Y las que vendrán.
No me gusta nada, pero nada de nada, el paradigma de la huella de carbono, porque no diferencia bien los orígenes.
Hace unos meses, quizá un año, salió recuerdo un estudio neozelandés (ojo al conflicto de interés) que decía que tenía menor huella de carbono comer carne de oveja neozelandesa en España que carne local. Porque ellos crían masivamente y normalmente pastan (tienen muchísimo terreno y muy verde) así que en su país el coste de carbono es prácticamente nulo, luego exportando a lo bestia sólo dividen el gasto de envío entre los kilos de carne et voilà. La carne de oveja de la otra punta del mundo contamina menos… ¿es ilógico, no? Es lo que pasa cuando miras métricas absurdas hechas para favorecer a la industria «eco».
Aún así, se peca mucho de reduccionismo. Lo más sostenible no es un universal sino que depende muchísimo de los climas, la cantidad de agua, de sol y la fauna y flora local. Un ejemplo simple, ¿de verdad en el sur de España es mejor cultivar a base de trasbases que haciendo una ganadería holística? ¿De qué agricultura estamos hablando? ¿No habría que primar siempre la agricultura de secano? ¿No podríamos aprovechar los espacios bajo los olivos como terrenos de pasto? Si nos vamos a otros lugares, podemos encontrarnos con lugares con una fauna que simplemente no permitirá que tengas plantas de mata por muchas vallas que pongas, y sólo podrás plantar alimentos de árbol. Ahora mismo mirando puramente la huella de carbono, es mayor la de la agricultura que la de la ganadería (fuente: «La larga sombra del ganado»), y eso significa que también hay muchísimo que hacer por ahí. Las verduras de las fruterías vienen de mercabarna (o merca-loquesea), no es que el frutero te venga con su producto cuidado de un payés que conoce, normalmente (y si es tu caso, tienes suerte!); por eso lo mejor es ir directamente al mercado de payeses y comprar lo que haya.
Sé que hago mucha incisión en los medios de producción, pero es que no me gusta que se hable del tema sólo desde el punto de vista del consumidor, como si tuviéramos la culpa de preferir comprar barato tal y como están las cosas. Además, atajar el problema desde esa aproximación me parece un simple parche, es a la producción donde hay que ir y los dietistas-nutricionistas deberíais gritar para compensar en las dos direcciones y no ir simplemente al vulgo populacho. Es a decir «oye, ¿de verdad necesitáis subvenciones para regar para compensar que la tierra es más seca que el bacalao?» o «oye, ¿de verdad que no puedes contratar a un par de personas más para que cuiden al ganado de pastoreo en vez de gastarlo en piensos y antibióticos para compensar el hacinamiento?», porque estas preguntas ahora mismo sólo las realizarán ingenieros agrónomos o químicos, y quizá a ellos les falta la visión holística necesaria.
La divulgación en contra de lo ecológico tampoco ayuda, porque basándose en especificidades se pierden la forma, como el clásico: «El ganado ecológico es una mierda porque les dan homeopatía». Y así podríamos seguir ad eternum con frases semejantes que en vez de pedir un perfecionamiento legislativo, tratan de magufadas a la única solución que tenemos consiguiendo que gente culta se quede en que «eso de la alimentación ecológica es una chorrada».
Para terminar mi tocho-comentario, primero mis disculpas por enrollarme tanto, y para finalizar si me permites, yo resumiría la sostenibilidad en la alimentación con una simple frase: «No comas petróleo».
Más que resumir como «No comas petróleo», yo diría «no consumas petróleo». Sí, sé que son sinónimos. Pero los plásticos que compras no los comes, son desperdicios que has consumido (comprado).
Lógicamente, es muy importante incidir en el método de producción, pero también en el transporte. Y la huella de carbono ha sido un buen inicio, de un paradigma con muchas columnas. Restringirlo todo a huella de carbono sí o no, producción importante más o menos, es algo parecido al nutricionismo. ¿Por qué no se habla también de la implicación de políticas públicas? ¿Huella ecológica, hídrica? Lógicamente, hay más conceptos.
Pero, personalmente, creo que el consumidor es un factor clave, porque tiene la capacidad de reivindicar y hacerse notar. Y concienciar a su alrededor. Y las personas «educadoras de consumidores» son, entre otras profesiones probablemente, el D-N, y tiene que estar concienciado de casa, porque si no vamos a perpetuar algo en lo que pocos estamos de acuerdo.
Por eso, porque hablar de sostenibilidad es complicado, propongo pensar dónde compras, qué compras y qué tiene alrededor. Porque te intereses por el origen de la comida, por la importancia de comprar más una cosa u otra, la producción y cuanto menos plastiquetes tengas que quitar, pues casi mejor (menor desperdicio).
En fin; no ser reduccionistas es importante. Utilizar un único concepto (por conocido y bueno que sea) induce a error.
En mi caso, la frutería a la que he ido toda mi vida sí tiene sus propios cultivos. No te voy a negar que haya parte de su producción que compre en otros mercados porque tampoco tiene una extensión de terreno enorme. Pero me arriesgaría a decir que el 90% de lo consumido en mi casa en cuanto a hortalizas, frutos secos, verduras y frutas, son suyas.
Lo que es importante, en todo caso, es que nos concienciemos para decidir e investigar. Cada vez conozco más DN que participan en grupos de consumo o los promueven desde sus consultas (‘si te interesa este tema, apúntate a este que estoy que tal… O a este que va a empezar…’) O que tiene huertos urbanos compartidos con familias. Desde luego, si quieren. No es algo que cualquiera quiera o pueda hacer (sobre todo este último punto).
Yo no tengo todas las respuestas a cómo narices cambiamos el paradigma de la producción. Ahora, hago lo que puedo, intento generar conciencia y si alguien se interesa un poco en ese aspecto, facilito el trámite (por decirlo de alguna forma) facilitándole la información que yo tengo. Insisto, luego cada uno debe elegir individualmente.
En resumen, que estoy de acuerdo contigo, en parte. Está claro que no sólo hay que fijarse en un concepto, que la producción es importante y que el consumidor no es el único actor. Pero creo que es desde el consumidor desde donde debe partir un cambio. Y más en el momento en el que estamos. Hacer conciencia nunca ha sido más importante.
¡Gracias por tu comentario, Carlos! Desde luego, es un tema muy interesante y en el que es necesario escuchar muchas voces.